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Desde hace unas semanas algunos pequeños grupos de aficionados están teniendo la suerte de poder acudir a los campos de fútbol a ver y apoyar a sus equipos. Y solo algunos, porque depende de las normas de cada Comunidad Autónoma. Unas dejan, otras no, y en algunos casos depende de la semana. Además, los aforos son mayores o menores dependiendo del gobierno de cada zona del país. Sin embargo, las sensaciones de pisar las gradas son algo distintas a las de antes debido a las medidas de seguridad. En esta ocasión, nuestros colaboradores Pablo, Miriam, Marcos y Álex, nos contarán sus experiencias.
Pablo Prados:
He tenido la suerte de acudir un par de veces a ver fútbol de Segunda División B en mi ciudad. Me considero una persona de grada, y tras ocho meses huérfano, había ganas, muchas. Ya apetecía entrar por la puerta del estadio tras hacer la cola, ver el color del césped, escuchar los golpes al balón del calentamiento y las alineaciones previas al pitido inicial. Cuando vas al fútbol también apetece juntarte con los de siempre: amigos, familiares o simplemente con esa gente a la que estás acostumbrado a ver cada 15 días. Y a ver, no está mal, de un modo u otro los ves, pero no es lo mismo.
Con la limitación que hay en la Comunidad de Madrid de un 30% de espectadores, solo ciertos asientos están habilitados. Algunos están solos, otros juntos de dos en dos, per nunca hay tres o cuatro juntos. Es algo lógico debido a la difícil situación que se está viviendo, pero debo reconocer que le quita su esencia y encanto a la grada. No se siente el mismo calor ni la libertad de antes. Y es que si ya hay poco aforo permitido, al estar los aficionados repartidos por todo el campo provoca que la sensación de frialdad se expanda y eso afecte al ambiente de las gradas.
Creo que, evidentemente, no está mal. No nos vamos a quejar dada la situación. Pero sin duda, no es lo mismo. De momento estamos haciendo algo parecido a lo que siempre hemos conocido como "ir al fútbol". Pero hasta que uno no pueda juntarse con su grupo para tomar una cerveza antes, hasta que no se pueda entrar sin mascarilla y sin distancia y hasta que los estadios no estén con todos los aficionados que quieran ir al partido, el fútbol no será lo mismo. Hagamos las cosas bien y seguro que vendrán tiempos mejores.
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Estadio Cerro del Espino. |
Miriam González:
Ocho meses sin fútbol, ocho meses sin mi pasión, sin mi Hércules. Se pasaron eternos. Pero por fin llegó el día. Un día que estaba marcado en el calendario y que recordaré siempre. La vuelta al Rico Pérez. Algo que parecía tan lejano, no imposible, pero sí improbable... El 25 de octubre era un día con mucha luz en un año tan oscuro. Volvíamos a casa.
Toda la semana deseando que llegara el día. Se iniciaba la cuenta atrás. Empezaban los nervios, la ilusión por abrir el armario y pensar qué camiseta elegir y lucir con orgullo. Las llamadas, los mensajes, los reencuentros. Ese día no hacía falta ver las sonrisas que se escondían detrás de las mascarillas, porque el brillo en los ojos reflejaba la emoción del momento. Habíamos vuelto. No sabíamos si sería la primera y última vez. Pero durante aquellos 90 minutos volvimos a respirar fútbol y los corazones volvieron a latir.
Con todas las medidas de seguridad volvimos a sentirnos vivos. Efectivamente, fue la primera y última vez. Pero sabemos que tarde o temprano volveremos a sentir lo de aquel 25 de octubre. Volveremos a disfrutar de la cosa más importante de las cosas menos importantes, nuestra pasión: el fútbol. Ojalá ese día sea el primero, y ya no último.
Miriam González en el Estadio Rico Pérez. |
Marcos Pelluz:
Después de ocho meses de dura espera y nostalgia puedo decirlo de manera oficial, vuelve el fútbol humilde y vuelve la emoción. Lógicamente, ya nada es lo mismo, ya que al entrar al recinto, hay que llevar a cabo todos los protocolos sanitarios, entre los que por ejemplo se encuentran la mascarilla o la desinfección de manos.
Una vez superados los protocolos mencionados anteriormente, el aspecto del estadio era totalmente distinto. Por ejemplo, lo que realmente me marcó, fue la separación de metro y medio entre cada hincha de la peña de animación. A pesar de la increíble racha que está cultivando mi equipo, el Rayo Majadahonda, nada es igual, con los goles, no podemos abrazarnos, cantar con mascarilla es realmente incómodo y no podemos conversar apenas con el resto de espectadores.
Pero a pesar de todo esto, espero con fuerza e ilusión que algún día no muy lejano, vuelva el verdadero ambiente que representa a este bello deporte.
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División de butacas en los estadios. |
Álex Sánchez:
La vuelta al fútbol, para muchos, se convirtió en 'La vuelta al cole', ese día tan ansiado y especial en el que vuelves a ver a los amigos con los que compartes pupitre. Muchos aficionados al fútbol, volvieron a compartir butaca con sus colegas de grada, aunque de una forma un tanto peculiar. Las distancias, la mascarilla, y la frialdad de una grada semi-vacía, hacen de este fútbol uno muy diferente al que disfrutábamos allá por el mes de febrero.
En mi caso, no fue una 'vuelta al cole' normal, pues no había compañeros. Bueno sí, los compañeros de prensa. Más de 200 días después, volví al Centro Deportivo de Alcalá, donde disputa sus partidos el Atlético de Madrid Femenino. Desde una de las cabinas del estadio, solo, encerrado entre paredes, pude volver a disfrutar del deporte rey. Es cierto que pude vivir sensaciones impropias del fútbol profesional: el sonido al golpear el balón, los gritos de la guardameta colocando la barrera, las directrices de los técnicos desde el banquillo...sin embargo, faltaba lo más importante, la afición.
Los cánticos de la grada, los aplausos, los "uiiii", y sobretodo la emoción y los abrazos al celebrar un gol del equipo sobrevolaban mi cabeza. ¿Dónde quedaron aquellos tiempos...? Que felices éramos haciendo algo que considerábamos cotidiano.
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Ciudad deportiva del Atlético de Madrid en Alcalá de Henares. |