Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal, Carlos Sobera, José Coronado, Belén Esteban, Jorge Javier Vázquez... ¿Qué pueden tener todos estos personajes en común? Dejando a un lado que cuentan con muchos minutos de televisión a sus espaldas, lo que los relaciona a todos es que han sido imagen de casas de apuestas y juegos de azar en algún momento.
Existe la posibilidad de que te hayas planteado cómo se posiciona la familia del fútbol popular en el debate que involucra a las casas de apuestas, y la respuesta que se te debe otorgar tiene que ser tan clara como los argumentos que, con rotundidad, ofrecemos para asegurar que, por el bien de los barrios y pueblos, el fútbol popular es mejor opción que cualquiera que involucre al fútbol negocio.
¿Por qué relacionamos estas empresas con el fútbol más comercial? Simplemente basta con analizarlos a ambos para encontrar demasiadas características en común. Los grandes equipos ya no tienen aficionados, abonados o socios, las camisetas ya superan el centenar de euros en algunos casos, continuas ediciones limitadas que sirven como excusa para inflarte los precios, aún más; tejidos, bordados e impresiones que cada año necesitan menos lavados para terminar en la basura... Actualmente somos tratados como meros clientes que serán relevantes mientras aporten más dinero que personas situadas en otras zonas del mundo.
¿Y las casas de apuestas? Unos negocios que nunca pierden, porque así es, por mucho que pueda parecerte que apostando a resultados seguros no corres ningún riesgo, siempre acaba resumiéndose en jugar una partida en la que necesitas tener la suerte de tu parte y, siendo sinceros, cuando la partida la empiezas con las cartas marcadas pocas opciones dejas a la suerte. ¿A qué me refiero con esto? Todos conocemos a alguien que habitualmente se deja unos euros en "predecir" los resultados de eventos deportivos, pero ¿alguien tiene un conocido que se haya jubilado gracias a este método? Claro que no, porque por cada jugador al que le sale rentable "invertir" hay millones de personas que mantienen su saldo en negativo. Y aquí es donde aparece la baraja trucada con la que estas empresas consiguen hacerse millonarias, ya que, en sus miles de anuncios en televisión, redes sociales e internet, no te dicen que, si tus beneficios se salen de lo habitual y amenazan su rentabilidad, te prohíben la entrada, te vetan para siempre impidiéndote obtener los beneficios que te prometían antes de empezar. Y como hace el fútbol negocio, cuando dejas de ser rentable se van a buscar a su siguiente víctima a la que exprimir sin ningún tipo de remordimiento.
Pero, aún así puede ser que confíes en tu autocontrol y en tu saber gestionarte y que veas interesante tener la posibilidad de sacar un dinerito extra mientras disfrutas de eventos deportivos que, normalmente, solo hacen que tu cuenta bancaria se acerque a cero.
Oferta de entrada de una conocida casa de apuestas.
¿Y si te digo que tú, adulto X con una vida estable, no eres el objetivo favorito de las campañas de estas empresas? Párate a analizarlo, locales situados en barrios humildes, hasta que apareció en escena la ley reguladora de las casas de apuestas, los famosos se paseaban por los canales de televisión, a todas horas, promocionando estos negocios. Y ya ni hablemos de lo que suponía ver un partido de fútbol desde casa, porque a la publicidad en las camisetas de los jugadores y en los paneles de los estadios había que añadirle el bombardeo de cuotas y ofertas que te ofrecían los canales deportivos en los descansos de los partidos.
Entonces, ¿quiénes son las víctimas preferidas de las casas de apuestas? Pues igual que el fútbol negocio cuando saca juegos, merchandising, o cuando decide vender todos sus productos por redes sociales, el público al que intentan llegar estas empresas, desde hace tiempo, son los menores de edad. Y esto no lo digo yo, lo dicen los estudios que revelan que, al menos, el 20% de los menores de 14 años han apostado, mínimo, una vez en su corta vida. Y puede no parecerte problemático, porque no dejan de ser personas con un escaso acceso a importantes sumas de dinero, pero si lo analizamos en profundidad vemos como aparecen casos en los que menores han gastado miles de euros de sus familias en locales donde deberían tener prohibida la entrada. Y esto no es lo más preocupante, los menores que tontean con la droga de las apuestas deportivas ven como su rendimiento en los estudios cae en picado y, en muchos casos, acaban adentrándose en el mundo de las máquinas tragaperras.
¿Y esto se solucionaría controlando exhaustivamente que todo el que entra en estos locales tiene más de 18 años? Siento decirte que no, porque, aparte de que los teléfonos móviles son casas de apuestas disponibles las 24 horas del día, la mayoría de edad no nos hace inmunes a las estrategias de neuromarketing que desarrollan desde estas empresas. Los mejores eventos deportivos, alcohol anormalmente barato y bonos de entrada o apuestas gratis son parte de ese entramado concienzudamente preparado para que te resulte atractivo entrar, sin plantearte, en ningún momento, la dificultad que puede tener salir.
Por eso, si tenías dudas de qué piensa el fútbol popular de las casas de apuestas, déjame decirte una cosa: La única adicción que te va a hacer feliz es la de ir los domingos con los tuyos al estadio de tu barrio a compartir todo tipo de emociones durante, mínimo, 90 minutos.
Que gran artículo y cuánta razón tienes Miguel! Viva el deporte que promociona valores y no casas de apuestas
ResponderEliminarMuchas gracias Ángel, me ilusiona leer comentarios asi
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