Antes de que el árbitro ordenase el comienzo del tiempo reglamentario se rindió homenaje a Pataco, exjugador del C.D. Ourense que falleció esta semana. Pataco fue miembro de la generación que en la temporada 67-68 logró el record nacional de las 30 victorias en 30 partidos pero sin conseguir el ascenso a Segunda división. Esta actuación le permitió al jugador fichar por el Atlético de Madrid.

Los dos equipos saltan al terreno de juego mientras suena el himno por la megafonía y se levantan los aplausos en la grada.

En los primeros compases, un resbalón de Varo en la frontal del área, provocado por la piscina que había en esa parcela del terreno, dio lugar a una ocasión peligrosísima a favor del equipo visitante que el delantero no pudo aprovechar al escapársele el control previo al disparo. 

La UD Ourense respondería a los pocos minutos con un remate de Hugo García de espuela dentro del área pequeña, pasando muy cerca del palo. Y como si de un "toma y daca" se tratara, en el minuto 10 el equipo mondaricense no sería capaz de rematar, en boca de gol, un balón que uno de los atacantes serviría después de aprovecharse, de nuevo, de los resbalones de la zaga local.

A partir de este momento el encuentro entró en barrena: ambos equipos no conseguían generar combinaciones suficientemente claras como para llegar al área rival y se tradujo en un intercambio de robos de balón en el centro del campo. La claridad de ideas llegó en el minuto 40, el equipo visitante dispuso de una gran ocasión a modo de falta, el centro encontró rematador en el segundo palo, dejando una segunda jugada a la que no llegaría ningún compañero por pocos centímetros. Una vez más, el equipo unionista respondería encontrando a Raúl Melo dentro del área rival que dispararía cruzado dejando que el balón se pasease paralelo a la línea de gol.

Cuando la primera parte llegaba a su fin, el colegiado, que ya había sido recriminado en varias ocasiones por la afición local, expulsó a un jugador visitante al sacarle la segunda tarjeta a quien minutos antes había visto una amarilla por una falta que había realizado uno de sus compañeros.

Justo cuando la segunda parte iba a arrancar, volvía a aparecer la lluvia y los peores presagios se presentaban de nuevo, por suerte el terreno de juego se había secado lo suficiente y la cantidad de agua no fue a más. 

A raíz de la expulsión, el conjunto de la provincia de Pontevedra cedió terreno a los ataques rojillos y las ocasiones comenzaron a sucederse. En el minuto 50, Varo se encontraba con un balón suelto en la frontal del área y en el momento previo al disparo sufriría un resbalón, impidiéndole impactar en condiciones. La tendencia cada vez se hacía más evidente y 5 minutos después Hugo García conseguía hacerse hueco en el área en uno de sus recursos estrellas, utilizando su cuerpo para desplazar al defensor, y emitía un disparo directo a la esquina inferior de la portería, obligando a que el portero realizase una grandiosa intervención.

La fortuna parecía esquiva para los intereses del líder, en los minutos siguientes Xinzo y Alex dispararían a puerta desde una muy buena posición y en ambos casos el balón se marcharía cerca del palo. Y cuando se enfilaban los 10 minutos finales, Champi colgaba un balón desde banda izquierda encontrando el remate de Xinzo en el segundo palo, que marcaría de cabeza adelantándose a toda la defensa rival. El propio Xinzo estaría a punto de anotar, de nuevo, al internarse por banda derecha y tirar una vaselina al portero, que lograría detenerla estirando el brazo cuando ya tocaba suelo.

Y en el minuto 89, Champi se hacía hueco en la frontal del área y emitía un fuerte zurdazo, a la cepa del poste, colocando el 2-0 en el marcador. El árbitro pitaría el final de un encuentro que sirve para que la UD Ourense alargue su racha de victorias.

En este caso debemos resaltar algunos detalles negativos, empezando por las malas decisiones del colegiado, permitiendo que el equipo visitante trabase el juego en reiteradas ocasiones y, en algunos casos, dejando sin castigo entradas bastante peligrosas. Y el estado del terreno de juego, que una vez más deja evidencias de que es necesario que se le apliquen obras de acondicionamiento para poder soportar un partido todas las semanas y para aguantar los días en los que llueve un poco más de lo habitual.